La mirada ferroviaria de Ernst Ludwig Kirchner

Autorretrato como soldado, 1915. Wikiart.org

En 1905 surge en Dresde el grupo artístico El Puente (Die Brücke), que liderará el expresionismo en el siglo XX. Si el impresionismo plasma la realidad exterior, el expresionismo refleja la visión interior del artista, sus sentimientos y emociones. Una visión generalmente deformada, subjetiva, con tendencia hacia la amargura existencial y la fealdad, lo prohibido y lo morboso, que toma prestado del fauvismo el uso radical del color.

Miembro destacado de El Puente es Ernst Ludwig Kirchner (Alemania, 1880 – Suiza, 1938), pintor autodidacta, graduado en arquitectura en Dresde, apasionado del arte primitivo, la xilografía y la obra de Van Gogh. En sus cuadros reinterpreta la belleza y las formas clásicas, que pierden su protagonismo frente al mensaje. Huye de la belleza superficial y, especialmente en su primera etapa, puede parecer incluso que en ocasiones rinde culto al feísmo.

Tranvía en Dresde, 1909. Wikiart.org

Al no tener mucho éxito en Dresde, en 1911 se traslada a Berlín. Allí, entre 1913 y 1915, pinta sus famosas Escenas callejeras, en las cuales retrata la animada vida nocturna de la ciudad, como se puede apreciar en el óleo Leipziger Strasse con tren eléctrico. En un pasaje estrecho y agobiante, vemos, en primer plano, a dos señoras elegantemente vestidas -casi con toda seguridad dos “cocottes” (prostitutas)-, y dos hombres con sombreros de copas siguiéndolas; en el centro, un tranvía abarrotado; y en los laterales, las arcadas atestadas de paseantes. Todo ello iluminado por unas luces blancas que parecen sombrillas y un neón rojo al fondo.

Leipziger Strasse con tren eléctrico, 1914. Wikiart.org

Atento observador de la realidad, en Berlín trata de captar también tanto los aspectos positivos del urbanismo (la sociedad moderna, la energía propia de cualquier ciudad o la industria), como los negativos (el alineamiento, la soledad o el desasosiego del ser humano), evidentes en Hallesches Tor, Berlín.

Hallesches Tor, Berlín, 1913. Wikiart.org

La soledad y el desasosiego aparecen de nuevo en Tranvía y tren, obra de formas simplificadas, con un uso arbitrario del color, en clara deuda con el fauvismo, en la que los medios de transporte aparecen superpuestos, y que, como en el caso anterior, no se ven personas.

Tanvía y tren, 1914. Wikiart.org

En 1914 se alista voluntario para la I Guerra Mundial, pero antes de un año sufre un colapso nervioso que le obliga a ingresar en un sanatorio para curar su adicción a los barbitúricos y al alcohol. Es en este momento cuando su carrera artística comienza una nueva etapa. Se desvincula del grupo artístico El Puente y las escenas callejeras berlinesas dan paso a la búsqueda de un equilibrio entre el ser humano y la naturaleza. Es una pintura llena de simbolismo y misticismo. Sus pensamientos convulsos tienen su reflejo en la distorsión de las formas y el potente uso que hace del color, como es el caso de Ferrocarriles en el Taunus, cuadro en el que representa el tren que circula por la cadena de montañas bajas cerca de Frankfurt del Meno.

Ferrocarriles en el Taunus, 1916. Wikiart.org

Debido a su estado de salud, en 1917 se muda a Davos, Alpes suizos, donde vive aislado el resto de su vida. Allí pinta Rhaetian Railway, un cuadro dedicado a uno de los ferrocarriles más bellos del mundo, el mismo que conecta Italia con Suiza gracias a unas espectaculares obras de ingeniería que atraviesan montañas y valles. De nuevo fuerza las perspectivas y utiliza los colores de forma emocional sin tener en cuenta la realidad.

Rhaetian Railway, Davos, 1917. Wikiart.org

Aunque sigue luchando contra sus dolencias físicas (una enfermedad intestinal aguda), y psicológicas (visiones terribles y premoniciones de muerte), la atmósfera de sus obras es más alegre, recuerda a la estética de los libros infantiles y evoca en ocasiones a Picasso.

Estación de Davos, 1925. Wikiart.org

Sin embargo, el ascenso de Hitler al poder es un duro golpe para un hombre de salud mental muy frágil. Al igual que su compatriota Hans Baluscheck, su arte es calificado de degenerado (entartete kunst), razón por la cual los nazis  destruyen o hacen desaparecer unas 600 obras. Y aunque se salva una muestra representativa, que incluye un buen número de dibujos y cuadros de inspiración ferroviaria, incapaz de soportar tanto sufrimiento y angustia, en 1938 se suicida.

La mirada ferroviaria de Hans Baluschek

Autorretrato. 1918. Wikipedia.org

Hans Baluschek (Breslau, 1870 – Berlín, 1935), fue miembro fundador del movimiento Secesión de Berlín, considerado parte del Modernismo, además de un relevante pintor del realismo crítico alemán. Con un lenguaje sencillo, que en ocasiones puede parecer ingenuo, dedicó gran atención a los asuntos sociales y laborales de la clase obrera berlinesa, los cuales presentaba desde una perspectiva de denuncia y con un aire de melancolía, algo en lo que seguro influyó su condición de miltante del Partido Socialdemócrata.

Hijo de un ferroviario, desde niño sintió gran fascinación por el ferrocarril, motivo recurrente a lo largo de toda su carrera, el cual representó como medio de transporte público, dinamizador de la actividad industrial y transporte estratégico durante la I Guerra Mundial.     

Tren expreso. 1909. Wikipedia.org

En sus obras se refleja la humildad, la pobreza y el contraste entre una sociedad anclada en el pasado deslumbrante del Imperio alemán y el vertiginoso desarrollo consecuencia de la acelerada industrialización del país. La industrialización provocó que muchas personas trabajaran en condiciones penosas y deviniesen en víctimas inocentes, como se aprecia en Los emigrantes, en el cual una familia, en la que solo se atisba preocupación por un futuro que se intuye difícil, espera en el andén de una localidad donde diferentes fábricas producen a todo ritmo. 

Los emigrantes. 1924. Arthur.io

Su interés por retratar la vida común sin artificios es igualmente tangible en A la mina. En este cuadro vemos, en primer plano, un tren, elemento clave para la producción industrial, y, un poco más alejado, un numeroso grupo de personas que se dirige casi de noche al trabajo en un entorno helado, al objeto de extraer un mineral que luego alimentará unas fábricas cuyas chimeneas son indicadoras de su frenética actividad.

A la mina. 1914. Espina-roja.blogspot.com

Si las condiciones de trabajo de las personas menos cualificadas distaban mucho de ser idílicas, las sociales de los lugares donde vivían tampoco lo eran. De ello nos ofreció abundantes ejemplos, siendo Über Dächern una de sus obras más conocidas. En ella  observamos cómo las vías férreas, además de dividir bloques de apartamentos en las afueras de Berlín, se ubican por encima de ellos, con todos los problemas de ruidos, vibraciones y seguridad fácilmente imaginables.

Úber Dächern. 1934. Karlundfaber.de

Además de ser un elemento básico para la industria, el ferrocarril también lo era como medio de transporte de la ciudadanía en general y de la clase trabajadora en particular, como da fe el cuadro En la estación. En un andén abarrotado, percibimos un tren de llegada y otro de salida, así como una muy detallada representación de la marquesina y varios apuntes de la señalética de la terminal, lo cual proporciona gran verismo a la obra.

En la estación.1929 commons.wikimedia.org

Para un artista con tanta sensibilidad social, la Primera Guerra Mundial no podía pasar desapercibida. Contó inicialmente con su fervor patriótico, de hecho se ofreció voluntario con 40 años, pero su desenlace le afectó mucho, lo que le llevó a distanciarse del régimen político que imperó en Alemania entre 1918 y 1933, es decir, la República de Weimar. Del periodo de la contienda nos legó numerosos  cuadros del campo de batalla y de entornos civiles, un ejemplo de estos últimos es Invierno de guerra.

Invierno de guerra. 1917. Wikipedia.org

Aunque sus ilustraciones para el popular libro infantil Viaje a la luna de Pedro (Peterchens Mondfahrt), hicieron de Baluschek un pintor muy conocido, con la llegada de los nazis al poder en 1933 fue declarado artista marxista. Además, sus cuadros fueron catalogados como arte degenerado (entartete kunst), al igual que los de los cubistas, dadaístas, expresionistas o surrealistas, por ser culpable de un atentado contra la germanidad y la cultura del pueblo alemán. Consecuentemente, fue despojado de todos sus cargos, despedido de todos sus puestos y se le prohibió exponer. Falleció dos años después y hasta el último momento siguió demostrado su interés por el ferrocarril y la clase trabajadora berlinesa, tal como advertimos en Acerías de Berlín, pintado el año de su muerte.

Acerías de Berlín. 1935. Arteyferrocarril.blogspot.com